La rodocrosita, también conocida como la piedra del amor y el
equilibrio, era conocida como la Rosa de los Incas, y por ello fue
consagrada en la ciudad sagrada de Machu Picchu.
De todas las piedras preciosas, a la rodocrosita se le adjudica un nombre curioso: “la piedra rescatadora”, porque se asocia con las diosas guerreras que protegían a las mujeres y las familias.
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